3 factores que nos hacen dormir incluso en contra de nuestra voluntad

¿Eres de los que viven con sueño y luchando por no dormir en clases, reuniones o en el trabajo? La investigadora Melinda Jackson, del Royal Melbourne Institute of Technology, explicó por qué a menudo nos quedamos dormidos incluso en contra de nuestra voluntad, y puede descubrir cuáles son:

Factores que estimulan la somnolencia.

Según los científicos, hay varios elementos que nos pueden provocar sueño durante el día, como el uso de ciertos medicamentos y la presencia de problemas de salud. Sin embargo, aparte de los aspectos externos, existen básicamente tres factores que pueden hacernos sentir somnolientos durante el día:

  • el tiempo que estuvimos despiertos;
  • la hora del día
  • El tiempo que pasamos en una actividad determinada.

1 - Tiempo despierto

El primer factor es bastante obvio, porque cuanto más tiempo permanezcamos despiertos, más tendremos que recostar la cabeza sobre la almohada para descansar.

2 - reloj biológico

Nuestros niveles de alerta varían a lo largo del día para reflejar el ritmo circadiano, o reloj biológico, con las mayores gotas de atención aproximadamente a las 4 de la mañana y a media tarde.

3 - Estímulo

Nuestro rendimiento también disminuye si pasamos demasiado tiempo en la misma actividad, especialmente si es repetitiva y menos estimulante. Así que imagine tener que enfrentar una reunión interminable, una clase monótona o una tarea de trabajo aburrida e interminable.

Agregue a eso la falta de sueño, ya sea debido a dificultades para dormir, la existencia de trastornos, como narcolepsia, hipersomnia o apnea, o demasiadas pesadillas ... ¡no hay nadie que pueda mantenerse despierto!

Mecanismos cerebrales

El sueño es un proceso que aún no ha sido completamente descifrado por la ciencia, pero los estudios indican que hay regiones en el cerebro que usan ciertas sustancias (como la serotonina) para mantenernos alertas, mientras que otras áreas están ocupadas monitoreando los niveles de sueño, y derribarnos cuando esos niveles son demasiado altos.

Este mecanismo funciona más o menos como un interruptor. Entonces, cuando se activan las áreas de monitoreo del sueño, bloquean la actividad de las regiones responsables de mantenernos alertas, y hasta donde sabemos, el interruptor solo tiene el interruptor de encendido / apagado. Esto significa que antes de que podamos sentirnos despiertos nuevamente, toda la somnolencia debe haberse disipado.

Controlando el interruptor

Los científicos creen que el "interruptor" del sueño está controlado por un pequeño grupo de células nerviosas conocido como núcleo preóptico ventrolateral. Estas estructuras desaparecen a medida que envejecemos, y esta podría ser una razón por la cual la calidad del sueño disminuye con la edad.

En jóvenes sanos, estudios recientes han demostrado que el neurotransmisor de hipocretina puede permitir que se inhiba la acción del centro del sueño, y que puede entrar en juego cuando nos obligamos a permanecer despiertos, resistiendo la tendencia natural a conciliar el sueño.

Sin embargo, incluso con la manipulación de sustancias producidas por el cerebro o el uso de compuestos estimulantes, como la cafeína, el proceso inductor de somnolencia está actualmente fuera de nuestro control. Y cuando se instala, no sirve de nada resistirse, porque el rendimiento cae, los niveles de atención caen en picado, y ni siquiera somos muy buenos para predecir exactamente cuándo finalmente nos vamos a dormir.

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