3 ilusiones ópticas que muestran cómo funciona nuestro cerebro

1. Ilusión de sexo.

Mire detenidamente la imagen de abajo y diga: ¿quién es el hombre y quién es la mujer?

Si dijo que el hombre de la derecha y la mujer de la izquierda, ¡felicidades! Usted es parte de la gran mayoría de las personas que tienen en cuenta el contraste al formarse una opinión. El tono más claro de la fotografía izquierda crea un mayor contraste en comparación con el color de los ojos y la boca.

Científicamente hablando, nuestro cerebro está programado para identificar imágenes de mayor contraste como femeninas, esto, por supuesto, cuando otras características no dejan en claro qué género está en juego. El cerebro también utiliza el contraste para tratar de resolver otros acertijos visuales, de ahí su importancia en el estudio de las ilusiones ópticas.

2. Panel de ilusión

¿Cuántos círculos ves en la imagen de abajo?

Inicialmente, puede ver la imagen de arriba como una serie de rectángulos en un panel, pero después de un tiempo puede ver algunos círculos. Esto se debe a que esta es una imagen ambigua que causa conflicto en el cerebro principalmente debido a los píxeles de las uniones de las líneas rectangulares.

La ambigüedad ocurre en esta imagen cuando prestamos atención a las líneas horizontales: pueden formar ambos lados de rectángulos y círculos, y ambas vistas son correctas. Nuestro cerebro está más acostumbrado a las figuras rectangulares, por lo que tendemos a ver estas imágenes primero en la ilusión citada.

3. Máscara de amor

¿Cuántas caras ves en la imagen de abajo?

El artista visual suizo Gianni Sarcone ha creado esta ilusión que admite dos respuestas: es posible ver solo una cara, así como una pareja besándose. El cerebro agrupa los contornos de la imagen de diferentes maneras, lo que permite ambas soluciones.

Este es otro caso de ambigüedad, como en el ejemplo anterior, en el que el cerebro asume la respuesta más lógica a esa confusión y es difícil ver las otras alternativas, al menos al principio. Esto también sucede en el mundo real, cuando el cerebro puede completar la información visual faltante o deficiente para formar la imagen que más le convenga.