La historia del soldado que no podía parar de comer.

Terrare era un soldado francés nacido en 1772 en Lyon que era conocido no por su desempeño militar sino por sus hábitos alimenticios. Desde temprana edad, Terrare comió mucho, mucho, solo para darle una idea, pudo tragar una cantidad de alimentos equivalente a su propio peso en solo un día.

A pesar de su apetito, Terrare pesaba solo 150 libras, y su talento para comer le hizo devorar otras cosas además de la comida misma. Entonces, el joven no vio ningún problema al comer corchos, piedras, canastas y animales vivos, incluso porque descubrió que podía ganar dinero de esta manera dando presentaciones públicas.

Su carrera como soldado comenzó con la Revolución Francesa, pero poco después de ser admitido en el ejército, fue derivado al hospital debido a su constante estado de agotamiento. Cuando los médicos se dieron cuenta de los absurdos patrones de alimentación de Terrare, realizaron algunos experimentos para descubrir qué era diferente del joven.

Insaciable

Frente al personal médico, Terrare pudo devorar comidas preparadas para 15 personas a la vez. También demostró que podía comer gatos vivos, serpientes y lagartijas; de hecho, el joven soldado incluso se tragó una anguila sin masticar.

El personal del hospital comenzó a asustarse mucho cuando Terrare escapó de su habitación y fue encontrado bebiendo sangre y mordiendo cuerpos de la morgue. Al mismo tiempo, un niño de 14 meses desapareció de la sala y todos los cargos se dirigieron al soldado, quien fue expulsado de la institución y se le prohibió regresar.

Una vez que el ejército francés descubrió que el apetito de Terrare iba más allá de lo que cualquier mortal podía imaginar, fue reclutado nuevamente y entrenado para espiar y tragar documentos de las tropas enemigas. El plan obviamente no funcionó muy bien.

Terrare pasó su corta vida tratando de saciar su hambre gigantesca, comiendo comida en mal estado y carne podrida. Asesinado en 1798, su autopsia reveló que el joven francés tenía esófago, hígado, vesícula biliar y estómago mucho más grandes de lo normal. Hasta el día de hoy, sin embargo, no se sabe por qué comió en cantidades tan absurdas.