El "pequeño santo" de Arcozelo: conoce la intrigante historia detrás de esta foto

Nacida en Portugal en 1835, Maria Adelaide de Sao José y Sousa Gama apenas podían imaginar que alguna vez se la consideraría una santa. Aunque su santidad no es oficialmente reconocida por la Iglesia Católica, Santinha de Arcozelo, como se le conoce, despierta la devoción de muchos portugueses y extranjeros que visitan la capilla donde se guardan sus restos bien conservados, en la ciudad de Arcozelo, ubicada cerca de A 300 km de Lisboa.

Los antecedentes

Cuando era niña, Maria Adelaide tenía una condición física frágil y vulnerable, probablemente debido a las instalaciones húmedas de un convento en el que vivió durante gran parte de su infancia. En ese momento, ella vivía en la ciudad de Vila Nova de Gaia.

Incluso después de mudarse a la ciudad de Oporto, su salud no mejoró. Fue entonces cuando los médicos le sugirieron que residiera en una región costera donde abundaban los pinos y eucaliptos. En mayo de 1876, llegaría a Arcozelo, su último hogar.

Allí, su salud mejoró considerablemente, y no pasó mucho tiempo antes de que la caridad se convirtiera en una de sus virtudes más reconocidas. Ayudó a los necesitados con las ganancias de la venta de encajes y pasteles que ella misma produjo. Tenía un verdadero placer en hacer que la vida de los niños de la ciudad fuera menos ardua: distribuía pan, dulces y ropa siempre que podía.

Lo que Maria Adelaide no esperaba era que la enfermedad que la había llevado a vivir en Arcozelo regresaría y empeoraría su salud. En septiembre de 1885, cuando tenía 50 años, murió de tuberculosis.

La exhumación de los restos.

Treinta años después, la tumba donde había sido enterrada fue vendida, y al abrir su ataúd, los involucrados en su exhumación encontraron un cuerpo absolutamente preservado que exudaba un aroma intrigante de rosas. Sus restos fueron cubiertos con carburo de piedra, regado con ácido nítrico y enterrados en una fosa común, como si quisieran enterrar ese descubrimiento para siempre.

Pero a pesar de las solicitudes de secreto, las personas que ayudaron con la exhumación no pudieron resistir y contaron a conocidos sobre lo que había sucedido. En poco tiempo, todos los residentes de la ciudad y sus alrededores estaban al tanto del caso y se movilizaron para desenterrar el cuerpo bien conservado de Maria Adelaide.

El 27 de febrero de 1916, la "Santa", aún intacta, fue desenterrada. Luego la lavaron, la vistieron con ropa nueva y la colocaron en una urna que permitió a todos ver sus restos. Ocho años después, Santa Maria Adelaide fue trasladada a una nueva capilla y a la urna donde su cuerpo fue abierto nuevamente. El aroma de las rosas seguía exudando.

Vandalismo y Devoción

En 1983, un hombre ingresó a la capilla con la intención de dañar los restos del santo. Con un mazo en la mano, golpeó su rostro, haciéndola lucir deformada, lo que permanece hasta el día de hoy.

A pesar del incidente, la devoción de los portugueses se mantuvo intacta. Junto a la capilla donde está expuesto su cuerpo, hay un pequeño museo que cuenta su historia y una casa de milagros, donde los devotos dejan objetos en agradecimiento por las gracias otorgadas. Los artículos incluyen más de 6, 000 vestidos de novia, vestidos de bautizo y comunión, monedas y billetes de más de 25 países, artesanías, prótesis, postizos, fotografías y santos.

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Gracias, Antonio Simões Junior, por la sugerencia de esta agenda.

* Publicado el 11/11/2016