El cometa que causa lluvia de meteoros Perseidas puede chocar con la Tierra

En los últimos años, la lluvia de meteoritos Perseidas ha sido noticia durante el mes de agosto. Ver el evento requiere un poco de esfuerzo, ya que no es tan intenso como para que pueda verse durante mucho tiempo, y su pico generalmente ocurre en el medio de la noche.

Su belleza es indescriptible, pero los puntos de luz que aparecen en el cielo se originan en el cometa 109P / Swift-Tuttle, que se acerca cada vez más a la Tierra.

P de revista

El cometa 109P / Swift-Tuttle fue descubierto en 1862 por dos científicos independientes: Lewis Swift y Horace Parnell Tuttle, ambos astrónomos estadounidenses. Su órbita es bastante diferente en comparación con los planetas del Sistema Solar, completando un ciclo alrededor del Sol cada 133 años.

Estos pasajes periódicos hacen que se vea afectado por el calor del sol, liberando un enorme campo de hielo y rocas con un diámetro estimado de 16 millones de kilómetros y una longitud de 120 millones de kilómetros. Los escombros liberados por el cometa, que ocupa este gigantesco sector del espacio, provocan la lluvia de meteoros Perseidas, asociada con el cuerpo celeste solo en 1865, por el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli.

Tomando un delgado

Lo que preocupa a los investigadores es que con cada paso del cometa cerca de la Tierra, la distancia se ha reducido. En 1992, pasó 176 millones de kilómetros de nosotros, pero para 2126 será mucho más bajo: 22, 7 millones de kilómetros. Para 3044, la distancia será inferior a 1 millón de kilómetros, casi pastando si consideramos la distancia en términos espaciales.

Los cálculos garantizan una distancia segura entre la Tierra y el cometa hasta 4479, ya que cada pasada cerca del Sol libera material, lo que reduce su masa y afecta su órbita. Estas cantidades no son precisas, por lo que no es posible determinar el camino del cometa en una fecha tan distante.

Como existe la posibilidad de colisión, por pequeña que sea, el astrónomo de radio Gerrit Verschurr lo consideró como "los objetos más peligrosos conocidos por la humanidad". Con 26 kilómetros de diámetro, es dos veces más grande que el asteroide que probablemente mató a los dinosaurios.

Dado que el cálculo del impacto no es directamente proporcional al tamaño, la fuerza de colisión sería 27 veces mayor que la del evento de extinción. A modo de comparación, el astrofísico Ethan Siegel publicó un texto en Forbes explicando que una colisión con un objeto de esta magnitud "liberaría más de mil millones de megatones de energía: algo equivalente a 20 millones de bombas de hidrógeno explotando a la vez".

Si este evento realmente sucede, solo estaremos vivos si se descubre alguna técnica rejuvenecedora de nuestros cuerpos en las próximas décadas. Mientras tanto, la NASA planea evitar que ocurra una catástrofe de este tipo y que las lluvias de meteoritos sean apreciadas en paz.

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