Comprender cómo consumir menos carne ayuda al medio ambiente

Es cierto que las dietas vegetarianas son cada vez más populares en todo el mundo, pero también es cierto que algunas personas simplemente no quieren o no pueden dejar de comer carne. El problema es que el consumo de carne va más allá de las ideologías relacionadas con la vida animal, y no es hoy que los científicos que estudian el medio ambiente y el clima afirman que la ingesta de carne está vinculada a las grandes emisiones de gases a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global y sus muchas consecuencias.

Un estudio publicado en la revista Nature trajo un análisis complejo de cómo el sistema alimentario de todas las poblaciones del planeta afecta el medio ambiente. Al final, además de las emisiones de gases, lo que importa también es la deforestación y la cantidad de agua necesaria para cultivar animales que se sacrifican diariamente para convertirse en alimentos. Para los investigadores, reducir el consumo de carne es una forma eficiente y rápida de mitigar los cambios negativos en el medio ambiente.

El autor del estudio, Marco Springmann, dijo en un comunicado publicado en Mental Floss que los cambios en la dieta de las personas y la tecnología utilizada para sacrificar animales son formas complementarias de cuidar el ecosistema.

Balance

ensalada

No se trata de volverse vegetariano o vegano, para ser claros. La recomendación es adoptar lo que los investigadores llaman una dieta flexible, lo que significa comer carne con menos frecuencia, con moderación.

Para que esta dieta flexible sea efectiva, todas las personas en el planeta tendrían que consumir un 90 por ciento menos de carne de cerdo, un 75 por ciento menos de carne roja y la mitad de la cantidad de huevos que suelen consumir. Siempre señale que reducir el consumo de carne significa equilibrar la ingesta de proteínas a través de otros alimentos como frijoles, nueces y semillas.

Según los científicos, una dieta flexible podría reducir las emisiones de gases hasta en un 56%, reduciendo otros impactos ambientales hasta en un 22%. Solo para darle una idea del tamaño del problema, la comida global en 2010 emitió alrededor de 5, 7 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, que es mucho, mucho menos.

Mirando hacia el futuro, los investigadores creen que los cambios socioeconómicos tienden a intensificar estas emisiones, empeorando la situación actual. La expectativa es que para 2060 el planeta simplemente colapsará debido a la intensa producción de alimentos. Para hacer su parte, además de reducir el consumo de carne, puede reducir el desperdicio de alimentos, conducir menos y disminuir el consumo de plástico, por ejemplo. Cada cambio hace la diferencia.

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