Nueva teoría busca explicar por qué soñamos

Soñar es algo fantástico en el sentido real de la palabra. De repente, con los ojos cerrados e inconscientes, vives historias que bordean lo absurdo, ya sea aterrador o feliz. Estos viajes que hacemos mientras dormimos han sido objeto de investigación durante mucho tiempo; hay tantas teorías sobre el tema que es difícil llegar a una conclusión, especialmente con respecto a la práctica terapéutica.

En psicología, a menudo recordamos las consideraciones de Freud sobre el tema, que nos mostraron que los sueños son simbólicos pero también tienen sus significados. Sin embargo, la investigación en la década de 1950 reveló que los sueños se producen de forma automática y aleatoria en el cerebro mientras dormimos.

Solo para darle una idea, incluso la estadística ya ha sido utilizada como herramienta por científicos que han estudiado la versión surrealista de la mente humana. Al analizar miles de informes de sueños, los estadísticos descubrieron que existen relaciones claras y directas entre lo que soñamos y nuestro estado emocional.

Sueño juguetón

Recientemente, la investigación sobre el tema ha involucrado la ciencia cognitiva, que estudia las características evolutivas de la mente humana y la forma en que nuestro cerebro se adapta. Es por eso que algunas personas afirman que soñar es una especie de broma creativa sobre el cerebro que no descansa incluso cuando estamos durmiendo.

Los zoólogos han confirmado que todos los mamíferos tienen sueños como una manifestación de la parte lúdica del cerebro, en una región responsable de crear cosas, con la ventaja de no tener pensamientos creativos censurados por la mente vigilante de cuando estamos despiertos. En este punto, tanto las personas como los animales tienen la creatividad y la libertad instintiva como base para jugar, y parece que el sueño es uno de ellos.

Cuando soñamos, nuestra imaginación es totalmente libre. Sin embargo, es en la infancia que los sueños son más intensos, frecuentes e impactantes. Cuando estamos en nuestra adolescencia, tendemos a tener sueños que implican acechar y volar, tal como es el momento en que más experimentamos, en medio de un sueño, saber que estamos soñando.

Interconectividad

Lo que soñamos generalmente tiene que ver con áreas de nuestras vidas que están relacionadas con temas como la sexualidad, la agresión, la salud, las relaciones sociales y las amenazas de muerte. Si bien no todos los sueños tienen un contenido muy extraño, no se puede negar que cada uno de ellos es a menudo una gran representación creativa y lúdica.

Ver los sueños como una especie de broma en nuestras mentes es interesante y puede ser muy productivo desde el punto de vista científico. Si no creemos que los niños que juegan en un patio de recreo tengan su cerebro funcionando mal o en modo de espera, también podemos pensar que nuestros sueños no son imágenes aleatorias creadas por un cerebro en modo "piloto automático".

De esta manera, podemos comenzar a ver nuestros sueños como una señal de que la parte cognitiva de nuestro cerebro está sana. En términos psicoterapéuticos, hay profesionales que ya no buscan desentrañar el lado oculto de los sueños, sino más bien identificar las representaciones emocionales de lo que habita nuestra mente mientras dormimos; deje en claro que una cosa no impide la otra.

¡Soñar es bueno!

En pacientes que han tenido traumas y viven con estrés postraumático, las pesadillas recurrentes son comunes. Sin embargo, durante el tratamiento, a menudo ocurre que estas pesadillas ya no se centran en el trauma en sí y se convierten en otros temas, personajes y escenarios. Para los psicólogos, cuanto más se divierten los sueños, más progresan los pacientes.

Con todas estas observaciones, vale la pena recordar que la humanidad tiene éxito evolutivo gracias a nuestra capacidad de adaptación, que obviamente incluye la flexibilidad de nuestra mente. Soñar es un proceso intrigante y poderoso, con habilidades neurológicas que influyen en nuestra formación psicológica.

Ya sea juguetón o no, lo que importa, lo que realmente importa es que los sueños pueden verse como una especie de yoga mental que estira nuestras capacidades cognitivas y nos permite experimentar nuevas posibilidades y nuevos mundos.