Toser y estornudar puede ir mucho más lejos de lo que se pensaba

Se acerca el frío, y con él los incómodos resfriados y la gripe que nos mantienen tosiendo y estornudando durante el invierno. Curiosos como siempre, los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) decidieron descubrir cómo estas "nubes" de gotas que expulsamos al toser o estornudar se comportan, y cómo se propaga por el medio ambiente una vez que se liberan.

Con este fin, los científicos capturaron imágenes de alta velocidad de estornudos y tos y emplearon simulaciones de laboratorio, así como modelos matemáticos para crear un análisis tridimensional de las vías de las nubes de gotas y fluidos que se forman cuando estornudamos o tosemos. Y los resultados fueron asombrosos.

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Anteriormente, se creía que las partículas más grandes, cuando eran expulsadas, llegaban más lejos que las partículas más pequeñas. Sin embargo, el estudio reveló que estas nubes potencialmente infecciosas formadas por pequeñas gotas permanecen en el aire y viajan distancias mucho más grandes de lo esperado.

Como explicaron, cuando nos tapamos la boca y la nariz con las manos al estornudar o toser, o cuando alguien lo hace descuidadamente por nosotros, solo notamos las gotas más grandes. Sin embargo, al mismo tiempo, también expulsamos una gran cantidad de gotas que son mucho más pequeñas que los gases que liberamos, permanecen en suspensión y pueden alcanzar distancias entre 5 y 200 veces más de lo estimado.

Esto significa que los sistemas de ventilación en interiores pueden ser más propensos a propagar partículas potencialmente infecciosas de lo que se pensaba anteriormente. Los científicos señalaron que, con esta información en mano, los arquitectos e ingenieros tal vez deberían revisar el diseño de los hospitales y lugares de trabajo, así como reexaminar el sistema de distribución de aire de la aeronave, por ejemplo, para reducir los riesgos de transmisión. de enfermedades por aire.