También lo haces: ¿por qué nos tiramos pedos y qué hace que el olor sea tan malo?

A menudo tratado como algo fuera de este mundo, la liberación de gas es una de las reacciones más naturales en el cuerpo humano. Desde ese vínculo exitoso hasta el modelo internacional o el tío de la panadería, cada persona es responsable, en promedio, de hacer de 10 a 20 juegos de palabras al día, sí, usted también. ¿De dónde viene todo esto? Una pequeña parte proviene del consumo de aire durante el sueño, pero la mayoría son producidas por bacterias en nuestro intestino, que digieren partes de los alimentos que no podemos consumir.

Nuestro intestino es el hábitat de billones de estos organismos que viven en relación simbiótica con nuestro cuerpo. Proporcionamos un lugar seguro para que se queden y se alimenten mientras nos ayudan a extraer energía de los alimentos. Otras ventajas que nos brinda esta simbiosis es la producción de vitaminas B y K, además de estimular nuestro sistema inmunológico y otras funciones biológicas. Nos interesa mantener estas bacterias sanas y salvas.

Activan la fermentación de alimentos como proteínas y carbohidratos para desentrañar el material en varios elementos diferentes, y uno de ellos son los gases. El gas de hidrógeno (H2) y el dióxido de carbono (CO2) se encuentran entre los productos gaseosos de este proceso, pero es importante tener en cuenta que no tienen olor. Debido a la presencia de microbios específicos en los sistemas digestivos de algunas personas, también se puede producir gas metano, que también es inodoro. Entonces, ¿de dónde demonios viene el mal olor?

¿Quién tiene la mano amarilla?

Encontrados en menos del 1% de los gases que producimos diariamente, los culpables del olor son compuestos de azufre volátiles como el sulfuro de hidrógeno (H2S) y el metanetiol (CH4S). Generalmente hay una intensificación del olfato o una mayor producción de juegos de palabras a medida que se consumen aminoácidos y se comen alimentos ricos en proteínas.

Por lo tanto, es bueno tener en cuenta, o al menos advertir a los amigos, al consumir cosas como frijoles, lácteos, papas, productos de trigo o el famoso repollo. Como no tenemos las enzimas necesarias para digerir estos tipos de alimentos, las bacterias están totalmente a cargo del trabajo, lo que causa más flatulencia.

Los gases pueden ser molestos, pero son signos de que los procesos intestinales están funcionando correctamente. Así que sé cortés y trata de no mostrar el trabajo gaseoso de tus pequeñas bacterias en el interior, después de todo, siempre puedes enfrentarte a un competidor, ¿no?