Mito o verdad: ¿Escuchar música clásica puede hacernos más inteligentes?

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Es posible que haya escuchado una y otra vez que escuchar música clásica, especialmente las composiciones de Mozart, mientras estudia o lee algo complejo puede mejorar nuestro rendimiento e incluso hacernos más inteligentes. ¿Pero este tipo de música realmente tiene tanto poder?

Según la BBC, este fenómeno se hizo tan popular que incluso recibió un nombre: Efecto Mozart. En la década de 1990, miles de padres expusieron a sus hijos a largas sesiones de música clásica, e incluso hubo agricultores que compraron CD del famoso compositor austríaco para inducir a sus rebaños a producir leche de mejor calidad. Sin embargo, a medida que encontramos evidencia científica sobre el tema, el milagro de la música se vuelve menos claro.

La idea surgió de la publicación de un estudio en el que un modesto grupo de estudiantes se sometió a una serie de pruebas mentales después de escuchar una cinta de relajación, guardar silencio y escuchar un ensayo de Mozart durante 10 minutos. Los investigadores concluyeron que los participantes que escuchaban música obtuvieron mejores resultados en las pruebas en las que tenían que crear formas en sus mentes, y ese efecto duró unos minutos.

Efecto mozart

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Aunque la música de Mozart ganó fama después de la publicación de este estudio en particular, investigaciones posteriores han demostrado que escuchar música, aunque no nos hace más inteligentes, parece mejorar temporalmente nuestra capacidad de manipular formas mentalmente. Además, el efecto no aparece solo cuando estamos expuestos a las obras de Mozart, sino cuando escuchamos algo que nos gusta.

Esto incluye los más diversos géneros musicales, versos, podcasts, ruidos de la naturaleza, cualquier cosa que disfrute escuchando y que lo haga estar más alerta. Por cierto, según la BBC, el mismo efecto también se puede lograr cuando realizamos cualquier actividad que nos agrade.

Sin embargo, hay una forma en que la música realmente puede hacernos más inteligentes. Un estudio canadiense sugiere que aprender a tocar un instrumento musical puede mejorar el rendimiento de nuestro cerebro, y que un año de lecciones de piano combinadas con la práctica regular puede aumentar el coeficiente intelectual en hasta tres puntos. Desafortunadamente, esta actividad es un poco más trabajo que simplemente presionar play y escuchar un CD.