¿Podría una sola persona destruir nuestro planeta solo?

Con los enormes avances tecnológicos, especialmente en las áreas de inteligencia artificial, nano y biotecnología, que estamos presenciando en los últimos años, ¿alguna vez se ha preguntado si una sola persona, con el conocimiento y los medios necesarios, podría destruir el planeta solo? Según la gente de io9, que habló con algunos expertos en seguridad, esta posibilidad es muy real y no es tan remota como parece.

Los profesionales Philippe van Nedervelde - experto en defensa nuclear, biológica y química - James Barrat - experto en inteligencia artificial - y Robert Freitas - experto en nanotecnología - creen la posibilidad de que un pequeño grupo terrorista e incluso el de un solo individuo puede destruir la tierra no se está tomando lo suficientemente en serio. De hecho, la mayoría de las personas ni siquiera se dan cuenta de que están en peligro.

Convergencia de riesgo

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Para los expertos, se está gestando algo así como una "tormenta perfecta", con varios factores de riesgo que convergen en un solo propósito. Estos incluyen los peligros existenciales provocados por el hombre, así como las amenazas de origen cósmico. Entonces, si la humanidad espera continuar aquí durante los próximos milenios, es imperativo que podamos sobrevivir lo mejor posible en las próximas décadas.

Con respecto a los peligros de la "fabricación" humana, los expertos citaron las pandemias causadas por ataques biológicos, guerras termonucleares, la aparición de inteligencia artificial que abruma a los humanos y el desarrollo de armas de destrucción masiva basadas en la nanotecnología como las más amenazantes. De estos riesgos, la pandemia se consideró potencialmente preocupante.

Escenarios catastróficos

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Los expertos creen que las pandemias criminales pronto serán un peligro real, y algunos ataques biológicos a pequeña escala ya han demostrado al mundo el poder de esta "arma". Además, las pandemias naturales, como la gripe española en 1918, que mató a entre 50 y 100 millones de personas, o entre el 2.5% y el 5% de la población mundial, ya han dejado en claro la gravedad del problema.

El problema a este respecto es que la tecnología necesaria para desarrollar agentes patógenos eficientes y efectivos ya existe, y los científicos tienen el conocimiento para optimizar su operación o combinarlos para que su acción sea mejorada. Por lo tanto, es posible crear armas biológicas capaces de diezmar completamente a la humanidad.

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Con respecto al desarrollo de armas de destrucción masiva basadas en la nanotecnología, una posibilidad mencionada fue la llamada "peste gris", es decir, robots de tamaño molecular capaces de autorreplicación que consumirían por completo todos los recursos naturales críticos para la supervivencia humana. Dichos dispositivos podrían, por ejemplo, lanzarse a la atmósfera y bloquear el sol o destruir organismos vivos.

Finalmente, considerando el escenario relacionado con la inteligencia artificial, los expertos creen que podría, en unas pocas décadas, superar a la inteligencia humana, y un error de programación podría ser fatal. Como explicaron, podríamos vernos obligados a competir con un rival cuyas habilidades son muy superiores a las nuestras y en situaciones que ni siquiera podemos imaginar.

Más con menos

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El peligro de todo esto es que el desarrollo de estas tecnologías permitirá mucha más destrucción con mucho menos, y la convergencia de todas ellas solo acelerará y aumentará dramáticamente el riesgo. De hecho, para poder destruir el planeta, un grupo suficientemente determinado solo necesitaría recursos relativamente modestos que pronto estarán disponibles para cualquiera.

De manera alarmante, estas tecnologías están siendo desarrolladas por agencias gubernamentales y grandes corporaciones, y este conocimiento eventualmente puede caer en manos equivocadas. Por lo tanto, según los expertos, en lugar de temer los desastres mundiales causados ​​por grandes ejércitos, debemos estar al tanto de los grupos pequeños con los motivos equivocados.

Los expertos también señalaron que las personas solitarias, que tienen el conocimiento suficiente y desarrollaron un odio violento hacia la humanidad, tienen el potencial de destruir ciudades y regiones enteras y no descartan la posibilidad de que los más motivados puedan diezmar continentes e incluso el planeta. Sin duda, estos potenciales "agentes solitarios" se quedan dormidos de los expertos en seguridad.

Medidas preventivas

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Por supuesto, aquellos que piensan en posibles escenarios de destrucción global también consideran formas de evitar que esto suceda. Como los expertos han explicado, afortunadamente, no estamos completamente desprotegidos contra los peligros, y las precauciones, las medidas de precaución, las contramedidas efectivas y la identificación prematura de riesgos pueden ayudar a reducir el problema.

Una de las alternativas presentadas sería el monitoreo psicológico de personas con comportamiento comprobado y anormal a través de sistemas educativos y otras instituciones, para que estos individuos nunca lleven a cabo ningún plan malvado.

Contra el ataque de armas creadas a partir de la nanotecnología, los expertos sugieren un contraataque con nieblas de nanorobot, radiación dirigida y el uso de electromagnetismo. Finalmente, contra la amenaza que representa la inteligencia artificial, sería mejor crear una organización global que involucre iniciativas públicas y privadas que establezca pautas para el desarrollo y la aplicación de esta tecnología.

Estado vigilante

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Una alternativa más radical sería crear un estado de vigilancia constante a través de la propia población y los sistemas microelectromecánicos inteligentes. Estos sistemas consistirían en robots, sensores y otros dispositivos pequeños capaces de detectar la presencia de productos químicos, magnetismo, temperatura y luz, por ejemplo, y que en el futuro podrían estar suspendidos en el aire como si fueran meras partículas.

Además, este "polvo" espía permitiría a la población mundial tener ojos y oídos en todas partes, y es mejor que la vigilancia no sea realizada por trabajadores humanos, corruptos y problemáticos, sino por máquinas. Con eso, por supuesto, la privacidad absoluta dejaría de existir, y solo tendríamos derecho a una privacidad relativa.

Por otro lado, el control constante resultaría en una caída dramática en el crimen, la violencia y todo tipo de abuso, ya sea contra niños, mujeres o ancianos. Lo mismo ocurriría con la corrupción y otros tipos de delitos, y se establecería una sociedad ética y totalmente transparente.