¿Qué pasa si, en lugar de las personas, las pinturas clásicas representan gatos?
Una de las mayores cucarachas del arte en tiempos digitales es la increíble posibilidad de reinvención a la que están sometidas las grandes obras maestras de la humanidad. Como ya hemos mostrado aquí, el genio de algunos anónimos hizo que las creaciones de los grandes exponentes de la pintura tomaran nuevos significados sin perder sus esencias originales.
Un buen ejemplo de esto es la artista Maria Paiz, quien, con creatividad de sobra, sabía cómo combinar perfectamente las pinturas más famosas de la historia del arte y una de sus mayores pasiones: los felinos. Así es como te llevó tu libertad artística: