La mejor manera de hacer tus presentaciones no es temas, ¿sabes?

Puede recordar presentaciones de diapositivas, que sirven para guiar clases, conferencias y similares. Muchos de ellos se hacen en temas, y la persona que usa la presentación reúne puntos clave y los pone en secuencia, ¿verdad?

Aunque esta es la norma, una investigación reciente de Leo Widrich ha revelado que nuestros cerebros no son muy fanáticos de este modelo de presentación. Lo que sucede es que cuando vemos los temas bendecidos, activamos un área cerebral de producción, procesamiento y comprensión; el problema es que esta no es necesariamente la mejor manera de aprender algo.

Hay una manera mucho más eficiente de activar no solo estas regiones cerebrales, sino muchas más, y así hacer que una persona realmente almacene información.

Como?

Piensa en una charla increíble que hayas visto, incluso para un video en Internet. Lo que probablemente marcó su mente fue la forma en que habló la persona y posiblemente alguna historia que contó, no los temas que tenían en una diapositiva.

Por supuesto, pero ahora tenemos evidencia científica para demostrarlo: la gente aprende incluso cuando el explicador tiene una buena historia que contar, de una manera cautivadora que puede llamar la atención del público, de alguna manera tomar el lado afectivo y, si es posible, Dale algunos toques de humor.

Cuando movemos las emociones de las personas, se vuelven mucho más conectadas en todas las formas sensoriales posibles y, además de recordar la información transmitida durante la conferencia o clase, asociarán esa memoria con un buen sentimiento.

Tiene que ser atractivo

Involucrar a la audiencia con elementos emocionales es una manera de hacer que se comprometan con lo que está diciendo y empatizar en primer lugar. Cuando el hablante establece este vínculo afectivo, es mucho más fácil ganar la confianza y la atención del oyente.

Comprender el valor de una buena historia en términos de presentación también es algo que nos hace mejorar la forma en que nos expresamos por escrito. Es por eso que siempre vale la pena entrenar tus habilidades de escritura, y en el caso de una presentación, tratar de escribir lo que vas a decir es una gran técnica. Usar bromas y metáforas apropiadas, siempre que no sea demasiado, siempre es una buena estrategia.

Esto no quiere decir que nunca debe escribir presentaciones basadas en temas de los temas que se abordarán en su discurso, ¡por supuesto que no! A veces, los temas son realmente necesarios, especialmente cuando va a hablar sobre búsquedas de puntos y estadísticas, por ejemplo.

La clave es reconocer qué puntos pueden convertirse en historias y qué puntos realmente deberían presentarse en formato de tema. Para esto, es necesario crear una narración simple, que no canse a la persona que escuchará, y que sea directa, sin esfuerzo. Siguiendo esta línea, no hay manera: se garantiza el éxito.