Las pruebas de bombas atómicas confirman la formación de nuevas neuronas.

Los investigadores han utilizado las consecuencias radiactivas de las pruebas de bombas nucleares para mostrar que se pueden producir nuevas neuronas en una parte del cerebro humano a lo largo de la vida. Varios estudios previos han confirmado la ocurrencia en ratas, pero no hubo evidencia definitiva de que esto también ocurriera en humanos.

Cuando se probaron las bombas atómicas entre 1945 y 1963, se liberaron varias partículas radiactivas a la atmósfera terrestre. Entre los isótopos presentes en el proceso se encontraba el carbono 14, que se usa para la datación de las pruebas de carbono, y la división de las células hace que el carbono del medio ambiente se incorpore a ellas.

Esta es la razón por la cual el carbono-14 liberado por las bombas encontró un camino hacia el ADN de las células que se multiplican. La cantidad de carbono-14 en este ADN correspondía a su concentración en el medio ambiente en el momento en que nacieron nuevas células. Por lo tanto, este carbono-14 se puede usar como una medida de la edad celular, así como las neuronas en el cerebro adulto.

El equipo de investigación dirigido por Jonas Frisén en el Instituto Karolinska utilizó células cerebrales obtenidas de 120 personas que habían consentido en donarlas para experimentos después de la muerte. Entre todas las células analizadas, algunas mostraron niveles más altos de carbono-14 que otras.

Esto significa que las células con niveles más bajos se habrían producido después de 1963, cuando terminaron las pruebas de bombas, lo que demostró que se pueden producir nuevas células cerebrales a lo largo de la vida del individuo.

Pero aún quedaba por comprender mejor la formación de estas nuevas células. Según Kirsty Spalding, uno de los investigadores del equipo, "la idea era contrastar la región del cerebro del hipocampo con el resto", ya que querían confirmar la hipótesis de que las nuevas neuronas se forman solo en el hipocampo, que desempeña un papel clave en formación de memoria

Luego, el equipo midió la cantidad de carbono 14 en el ADN de las neuronas en el hipocampo y en todo el resto del cerebro. Con cálculos complejos para mapear los resultados, el equipo confirmó la sospecha de que estas neuronas se formarían solo en esa área.

En el proceso, dos descubrimientos fueron bastante sorprendentes. La primera es que estas células se crearían solo en una pequeña parte del hipocampo, llamada giro dentado. El segundo es que se producen un promedio de 700 nuevas neuronas por día, lo que representa una tasa de reemplazo del 1.75% por año. Además, estas nuevas neuronas vivieron unos tres años menos que las otras.

Los investigadores confirmaron que, desde la edad de dos años, los sujetos no mostraron un aumento en las neuronas más allá de las formadas en el giro del diente del hipocampo. Gerd Kempermann, del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas, que no formó parte de la investigación, pero se dedicó a estudiar el funcionamiento del giro dentado y está muy contento con los resultados.

"Estas células más jóvenes son críticas para el funcionamiento del giro dentado, posiblemente porque pueden responder más rápido que las células viejas", dice Kempermann.

Para él, al permanecer "eternamente joven", la circunvolución dentada desempeña un papel clave en la tarea de aprendizaje, más allá de la formación de la memoria e incluso en el desarrollo de personalidades individuales.