Conoce a Galvarino, el guerrero con manos de cuchillo

La colonización de América del Sur por españoles y portugueses no fue el proceso más pacífico que el mundo haya presenciado. Para explotar los recursos naturales de esta nueva región y enviarlos a Europa, los Conquistadores no tenían muchos escrúpulos, y la diplomacia era para otro momento.

Dada esta política, muchos pueblos fueron diezmados y sus culturas sucumbieron juntas. Lo que sabemos sobre ellos hoy proviene de las excavaciones, o de la resistencia que estaba presente en ese momento y logró mantener al menos parte de lo que alguna vez representaron.

Los mapuche

Los mapuche son un pueblo indígena de una región que hoy se encuentra entre Chile y Argentina. Durante la colonización española, se enfrentaron a los invasores y lograron resistir su dominación. Esto fue a través de una serie de batallas que se conocieron como la Guerra de Arauco y duraron aproximadamente 300 años.

Los Conquistadores entraron en nuestro continente desde el norte, y cuando los habitantes nativos derrotaron, comenzaron a moverse hacia el sur. Alrededor de 1536 tuvieron su primer contacto con los mapuche.

La leyenda de galvarino

En la Batalla de Lagunillas en 1557, los españoles derrotaron fácilmente a cientos de guerreros mapuche. Los que no murieron en combate fueron capturados, formando un grupo de aproximadamente 150 hombres; entre ellos estaba Galvarino.

A pesar del alto poder de fuego de Europa, el conflicto armado siempre puede causar la muerte de ambas partes. Como una forma de tratar de disminuir la resistencia nativa, el gobernador García Hurtado de Mendonza ordenó que se cortara la mano derecha y la nariz. Los líderes, como nuestro célebre indio, también perderían la otra mano.

Los registros del episodio dicen que Galvarino no mostró signos de dolor mientras ocurrían las amputaciones y, después de todo, aún le pidió al verdugo que lo matara. La solicitud fue denegada, y este pudo haber sido el mayor error de los atacantes.

Como la idea era enviar un mensaje, los guerreros fueron liberados y enviados a Caupolicán, el general del pueblo mapuche. A pesar de la situación en la que regresaron, nuestro héroe alentó a su comandante a continuar la batalla, ya que no valdría la pena vivir bajo el dominio español.

Como recompensa por su coraje, fue colocado como el líder del próximo ataque. Aunque ya no tenía sus manos, unió dos cuchillos a lo que quedaba de sus brazos, adaptándose para luchar de esa manera.

La batalla final

Menos de 1 mes después de su captura, Galvarino ya estaba nuevamente en guerra. En la Batalla de Millarapue, aproximadamente 3.000 guerreros mapuche se enfrentaron a 1.500 españoles; su plan era emboscar un campamento con una ubicación conocida.

A pesar de la gran ventaja numérica, los nativos no atacaron en el mejor momento. Además, había patrullas enemigas vigilando el lugar; lograron alertar a sus camaradas, quienes respondieron con sus arcos de largo alcance y su armadura de hierro.

Según Jerónimo de Vivar, Galvarino encendió a las tropas mapuche contra el campamento con sus cuchillas en lugar de sus manos, gritando consignas. Pero incluso con el aliento del valiente guerrero, todos los indios fueron capturados o asesinados en la batalla, mientras que los españoles perdieron solo unos pocos caballos.

Esta vez, el líder nativo fue condenado a muerte por el gobernador, pero hay varias versiones de cómo sucedió esto. Según algunos registros, fue arrojado para ser comido vivo por los perros; otros informes dicen que se suicidó para que su fin no se acredite al comandante invasor.

A pesar de las pérdidas y la gran cantidad de pérdidas, los mapuche aún sobreviven hoy en la región, lo que demuestra que los sacrificios realizados por sus antepasados ​​resultaron en la preservación de su cultura durante mucho tiempo.